Padres del Cine
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Auguste (izquierda) y Louis Lumière |
Biografía
Hijos de Antoine Lumière y de Jeanne Joséphine Costille, Auguste y Louis nacieron en Besançon, Francia, pero crecieron en Lyon. Ambos trabajaron en el taller fotográfico de su padre, Louis como físico y Auguste como administrador. Louis hizo algunas mejoras en el proceso de fotografías estáticas.
A partir de 1892, los hermanos empezaron a trabajar en la posibilidad de fotografiar imágenes en movimiento. Patentaron un número significativo de progresos notables.
De regreso de un viaje a París, Antoine Lumière trajo un kinetoscopio. Los dos hermanos lo examinaron atentamente y pronto concibieron un proyecto que harían realidad partiendo de los inventos ya existentes. Crearon un aparato que servía como cámara y como proyector: el cinematógrafo, que se basaba en el efecto de lapersistencia retiniana de las imágenes sobre el ojo humano. Al comienzo ellos mismos cargaban las piezas de la cámara filmadora en un cajón para transportarlo de un lugar a otro.
El cinematógrafo fue patentado el 13 de febrero de 1895. Ese mismo año, los Lumière rodaron su primera película, La sortie des ouvriers des usines Lumière à Lyon Monplaisir (Salida de los obreros de la fábrica Lumière en Lyon Monplaisir). Fue presentada el 22 de marzo de 1895, tres días después del rodaje, en una sesión de la Société d'Encouragement à l'Industrie Nacional en París.
Tras diversas presentaciones en sociedades científicas, en la Universidad de la Sorbona, en Bruselas y otros lugares, el 28 de diciembre de 1895 en París se procedió a la primera exhibición comercial, como primer espectáculo de pago, marcando oficialmente el inicio delcine. El evento tuvo lugar en el Salon indien du Grand Café del Boulevard des Capucines y se proyectaron, además de Salida de la fábrica Lumière, otras cintas como Llegada de un tren a la estación de la Ciotat y El regador regado, en la que aparece el primer actor pagado de la historia, el jardinero Jean-François Clerc. Así, con este catálogo, el cine comenzó su historia a modo de documental, como testigo objetivo de la vida cotidiana.
Aunque los hermanos dijeron «el cine es una invención sin ningún futuro», aprovecharon todo lo que el nuevo invento les ofreció para montar un negocio rentable. Los Lumière enviaban un cinematógrafo y un operador donde fuera requerido, por ejemplo, a la coronación del zar Nicolás. Con estas cintas rodadas en los lugares más exóticos del planeta surgió el montaje.
Su posición económica y el interés que mostraban hacia la ciencia les hizo menospreciar las posibilidades comerciales de su invento, por lo que finalmente abandonaron la producción cinematográfica.
En 1903 patentaron un proceso para realizar fotografías en color, el Autochrome Lumière, lanzado al mercado en 1907.
Posteriomente, Louis Lumière continuó con sus experiencias inventando el photorama y la fotografía en relieve. Fue nombrado doctor honoris causa en la Universidad de Berna.
Por su parte Auguste Lumière, continuó con sus estudios de bioquímica y de la fisiología.
Actualmente su cámara esta en el museo de cine de París, con la de Georges Méliès.
Filmografía
- La salida de la fábrica (1895).
- Las calaveras (1895) se inicia las películas de cine de horror.
- La demolición de un muro, film en el que se utilizaron los primeros trucajes de la historia del cine.
- El regador regado (1895), se puede considerar cine de comedia o también el inicio de una memoria colectiva, un Gag
- La llegada del tren. En este film se empleó la técnica del travelling inverso, que permite apreciar la profundidad de campo.
- La llegada de los congresistas (Le débarquement des congresistes). Esta película de 1895, en la que se muestra a congresistas bajando de un barco y proyectada 24 horas después de su filmación, es considerada el inicio del noticiero moderno.
Los hermanos Lumiere contribuyeron al desarrollo del montaje y la edición al juntar cuatro films de su autoría (Sortie de la pompe, Mise en batterie, Attaque du feu y Le sauvetage). Sin embargo, el primer montaje como tal es La coronación del zar Nicolás II dirigido por Perrigot en 1896.
Aunque se toma como fecha del nacimiento del cine el 28 de diciembre de 1895, cuando los hermanos Louis y Auguste Lumière ofrecen la primera exhibición pública de su cinematógrafo, se sabe que en esas fechas otros muchos pioneros ya estaban proyectando también imágenes por otros sistemas que quizás todavía no tenían la perfección del francés, pero que buscaban el mismo objetivo. Los precursores fueron básicamente fotógrafos que disponían de una mínima infraestructura para poder procesar en sus laboratorios las imágenes obtenidas. La primera proyección de los Lumière se ofreció en el conocido Salon Indien del Gran Café, situado en el número 14 del Boulevard des Capucines parisino. Los despistados que se dejaron atraer por el cartel del espectáculo fueron más notorios que aquellos que habían recibido una invitación personal de los Lumière. Los comentarios de la época señalan que los espectadores quedaron asombrados ante aquellas imágenes que pasaban ante sus ojos.
El 28 de diciembre de 1895 los hermanos Lumière dieron un paso más. En aquella lujosa avenida de la capital francesa se concentraba esa tarde un pequeño grupo de gente ante la puerta de un local en el que se anunciaba la presentación de un nuevo invento. Su escueto anuncio decía: "Cinematógrafo Lumière. Entrada 1 franco". De entre todos los paseantes, treinta y tres fueron las personas que se dejaron arrastrar por el enigmático cartel. Cuando se sentaron en la sala (unos antiguos billares llenos de asientos, presididos por un mudo rectángulo de tela blanca), se apagaron las luces. Algo ronroneó en el silencio, y apareció una imagen en la tela. Una proyección. La vacilante imagen de una estación de tren.
Por unos breves instantes, nada de lo visto resultó innovador a los ojos de la audiencia: en los últimos años ya se conocían linternas mágicas capaces de proyectar fotografías en las paredes. Pero esta magia nueva escondía otra magia. De repente, ante los ojos atónitos del público, todas las figuras que poblaban la estación no solamente temblaban en la blancura de la pantalla, sino que también se movían. Aquellas figuras fotografiadas miraban a izquierda y derecha esperando la llegada del tren. Llegó entonces el momento cumbre. Del fondo de la imagen surgió una locomotora, avanzando lentamente en dirección a los presentes. Eso ya era demasiado: algunos de ellos, realmente asustados, saltaron de sus asientos y se precipitaron hacia la salida. No volvieron a ellos hasta que se les garantizó que la locomotora se había detenido en la estación. La impresión de realidad de aquellas breves imágenes había sido tan fuerte que salieron del local presos de una nueva excitación: habían asistido al nacimiento de algo nunca visto, un espectáculo singular que no ha dejado de fascinar a sus seguidores desde el mismo día de su nacimiento. Pronto corrió por todo París la noticia, y el Salon Indien se quedó pequeño.